La tarea estará a cargo del Ejecutivo, a través de la Secretaría de Planeamiento Urbano, y consistirá en la registración y denominación de los establecimientos.
Durante la sesión, el concejal Jorge Henn, autor del proyecto junto al concejal Carlos Suárez (ambos del FPCyS), puso en valor estos espacios y los encuentros que propician: “estos lugares han servido en algunos casos para la reflexión solitaria, para generar verdaderos encuentros; hoy en día han ocupado un lugar muy importante, con el mundial de fútbol, por ejemplo. Estos son los lugares de encuentro que nosotros hoy queremos poner en valor”, sostuvo finalmente, y mencionó distintos establecimientos de Santa Fe como, por ejemplo, Bar Tokio, Monte Líbano, Baviera, entre otros.
El objetivo es que el Ejecutivo genere incentivos para que estos espacios, constitutivos de una arquitectura representativa de la ciudad, no se pierdan y sigan siendo un referente del encuentro. Pero además, los concejales afirmaron que es necesario aprovecharlos no solamente como una variante del encuentro, la reflexión, el debate y de la discusión sino también como un recurso turístico que la ciudad debe ofrecer.
Medidas
Entre las posibles medidas para llevar a cabo esta iniciativa se mencionó la celebración de convenios. Estos incluirían como contrapartida de un incentivo fiscal o crediticio, la posibilidad de que el Gobierno de la ciudad, haga uso de esos espacios para dar charlas o hacer muestras de índole cultural.
En este sentido, se citó en el Recinto el ejemplo desarrollado en la ciudad de Bahía Blanca. Los autores de la iniciativa sostuvieron finalmente: “Queremos que estos instrumentos sean utilizados para lograr preservar estos espacios tan queridos para todos los santafesinos.”
Fundamentos
Entre los fundamentos del proyecto, sus autores sostienen, en primer lugar, que “la jerarquía de los espacios urbanos está dada por el valor de uso del suelo por encima del valor de cambio”, aunque reconocen que en la actualidad la tendencia es considerar esto a la inversa. Esta situación ha generado dos fenómenos: la privatización de los espacios puestos en función de la renta y la degradación de los mismos por efectos de la especulación inmobiliaria, afirman luego.
La iniciativa se basa, además, en que: “Encarar la socialización del espacio público no es únicamente atender los problemas del sistema de espacios de titularidad pública (plazas, parques, calles, paseos, edificios de la administración pública, infraestructura de servicios, etc) sino generar políticas que estimulen también el desarrollo de ciertos espacios de titularidad privada y uso público. Sobre todo aquellos espacios centrales que históricamente han favorecido tanto el encuentro social como el desarrollo cultural y que ahora corren el riesgo de ser desplazados.”
Finalmente, se afirma en el proyecto que estos espacios propicios para el encuentro social y el desarrollo cultural (fundamentalmente bares, bibliotecas, etc) aunque no hayan sido declarados parte del patrimonio, deben ser sujetos a políticas concretas.