Es difícil poder plasmar en estos momentos de dolor lo que significó Alfonsín para mí. No lo conocí personalmente; no conocí sus luchas antes del retorno de la Democracia sino hasta que tuve la posibilidad de buscar, leer sobre el tema, cuando retornó la Democracia y asumió. Yo tenía apenas cinco años y sí puedo recordar con alguna claridad mayor la conclusión de su gobierno, pero no es sino después, cuando empecé a militar que comienzo a reconocer en ese hombre, primero un ejemplo de militante y después al demócrata, al estadista.
La verdad que el interés por la política, la militancia, la posibilidad de ocupar un espacio de representación, me llevaron a conocer y a entender lo difícil del accionar político, lo intrincado de la historia, antes de la Democracia e incluso con Democracia y que esa historia se construye con aciertos y errores y es un trabajo de todos los días.
Y es allí cuando surge la figura de Alfonsín. Él condujo un país cuando navegaba por las turbulentas aguas del retorno de la Democracia, un hombre de una mente preclara que siempre supo cual era el objetivo central: consolidar la forma de gobierno, fortalecer las instituciones, que los disensos políticos tengan como continente estos últimos, en definitiva dentro de la Democracia todo fuera de ella nada.
Alfonsín es quien me enseñó a vivir en Democracia, quien con su vida, con sus aciertos y errores, me explicó la distinción entre lo importante y lo imprescindible; seguramente la lista de lo importante es abultada, pero para Alfonsín lo imprescindible pasaba por el sostenimiento de la Democracia. Ayer falleció un demócrata.
Bastaba ver anoche, la multitud congregada frente a su domicilio particular para entender la consideración que tiene la ciudanía de él, el lugar privilegiado que le tiene reservado “la conciencia colectiva”, si es que existe tal cosa.
Adiós a un hombre íntegro, de profundas convicciones, un estadista que supo ver y soñar un país a muchos años, pensando y actuando realmente en pos de las generaciones futuras. Adiós al hombre identificado con la lucha por los Derechos Humanos, identificado con la idea de integración regional, identificado con la idea de Justicia, identificado con la Paz, identificado con ese preámbulo de la Constitución que en su boca se transformó en un canto a la Democracia, adiós al hombre cuyo apellido está y perdurará, indisolublemente vinculado a una palabra: ALFONSÍN = DEMOCRACIA.
Carlos Suarez
Militante Juventud Radical “Sergio Karakachoff”
Concejal de la ciudad